lunes, 14 de diciembre de 2009

Juicio a represores de la ESMA “16 Genocidas al banquillo”



                                                                  
                                  
                                                                                                                        

Por MARA FERNANDEZ BROZZI


Las sensaciones se mezclaron como en una coctelera rabiosa, implosión con ansias de explosión, satisfacción vestida de impotencia, justicia con subtítulo de incompleta.


Una primera audiencia del Juicio que puso a la patota de la ESMA en el banquillo, a 16 de sus, en realidad, 19 imputados. Como niño que se pone el secante sobre las sienes, previo haberlo calentado con el velador, para no asistir a la escuela, tres genocidas se inventaron una enfermedad, o la tienen, da igual, para ser apartados del juicio: Generoso, alias “Fragote”, Savio, alias “Halcón” o “Norberto”, y Alberto González, alias “Luís” o “Gato”, tuvieron el beneficio de la credibilidad sobre su estado de salud.

Comenzaron a ingresar a la sala de los Tribunales de Comodoro Py los 16 genocidas restantes con sus trajes impecables, con sus rostros desafiantes, con sus cuerpos soberbios, a pesar que en muchos se note, rigurosamente, el paso del tiempo.

Algunos con pretensión de generar pena por su movilidad reducida a dos ruedas, como sostén de un cuerpo tan miserable, otros con la arrogancia que no ha mermado ni una pizca en tantos años. Eso eran, y eso seguirán siendo hasta el final de los finales, si es que el final existe. Jorge Eduardo ACOSTA, alias: Tigre, Santiago, Aníbal; Alfredo ASTIZ, Alfredo, alias: Ángel, Cuervo, Rubio, Gonzalo, Gustavo Niño; Juan Antonio AZIC, alias: Freddy, Claudio, Piraña; Carlos Octavio CAPDEVILA, alias: Tomy; Adolfo DONDA, alias Palito, Jerónimo; Manuel GARCIA TALLADA, Cadena de mandos, fue Canciller de la Dictadura y visitaba asiduamente la ESMA; Oscar MONTES, Cadena de Mandos, fue Ministro de Relaciones Exteriores; Antonio PERNIAS, alias Martín, Trueno, Rata; Raúl Enrique SCHELLER, alias Mariano, Pingüino, Miranda; Pablo E. GARCIA VELAZCO, alias Dante; Jorge RADICE, alias Ruger, Gabriel; Juan Carlos ROLON, alias Juan, Niño; Julio César CORONEL, alias Maco; Ernesto Frimon WEBER, alias 220, Armando, Rogelio; Juan Carlos FOTEA, alias: Fernando, Lobo y Ricardo Miguel CAVALLO, alias Marcelo, Sérpico. Serán juzgados por los crímenes de lesa humanidad cometidos contra 86 compañeros detenidos-desaparecidos, algunos de los que, sobreviviendo al horror, darán su testimonio en este juicio.



Una puesta en escena montada para ser vista desde un palco con narices en alto y cabellos rubios y mentes planas. Las mujeres, hijos, hermanas de los asesinos genocidas los miraban desde la parte alta de la sala, espacio que les fue asignado, junto con los trabajadores de la prensa. Desde allí los saludaban, los avivaban, los enaltecían, enaltecían a la muerte en persona, al horror de cuerpo presente, a sus “alfreditos”, a sus “buenos mozos” maridos, como se escuchó decir a una señora que escondía sus ojos tras unos lentes oscuros. Desde allí vociferaban las mayores barbaridades, signos de una provocación permanente y sostenida, a lo largo de todos estos años. Desde allí presenciaban la función, entre sonrisas cómplices, y ropajes de la calle Alvear.

Las Madres con sus pañuelos y las fotos de sus hijos pisaron firmemente la parte baja de la sala, junto con integrantes de HIJOS, ex Detenidos Desaparecidos, Militantes de Derechos Humanos, Compañeros, todos.

Los flashes comenzaron a dispararles, balas incesantes de luces que retrataban los rostros del horror, los verdugos de una historia que se tomó demasiado tiempo en llegar a una sala de enjuiciamiento, pero que ahora aquí están, esposados, pidiendo permiso para ir al baño. Ellos, pidiendo permiso. Los dueños de la vida de tantos compañeros, los dueños de la muerte.

Se inició con la lectura de los Requerimientos de Elevación a Juicio de los represores Donda y Montes. Siete horas escuchando los crímenes imputados a estos genocidas; quedan todavía muchos más, que continuarán leyéndose en las próximas audiencias.

Signos atroces que siguen estando presentes con el mismo grado de impunidad que siempre tuvieron. Un Astiz mostrando la tapa del libro de Juan Bautista Yofre, ex jefe de la SIDE, “Volver a matar”, como mensaje claro para todos los que se encontraban del otro lado del blindex, madres, sobrevivientes, hijos. Mensaje que dejaba ver, de modo contundente el “lo volveríamos a hacer”. Y un Pernías que pretendía hacer callar los cánticos que gritaban “Como a los nazis les va a pasar/adonde vayan los iremos a buscar”, llevándose el dedo índice a su boca. El mismo Pernías que a punta de picana pedía nombres, direcciones, en la sala de tortura, paradoja sangrienta de una bestia semejante.

Dos abogados de la querella, Rodolfo Yanzón y Adrián Gómez, reaccionaron vehemente. Se acercaron hasta los miembros del Tribunal, exigiendo se prohíban manifestaciones de ese tipo.

El miércoles próximo, la sala del Tribunal Oral nº 5, se llenará nuevamente de pañuelos blancos, vestiremos otra vez la camiseta de Juicio y Castigo, de Compañeros, sobrevivientes. Se llenará de memoria viva, de reivindicación permanente hacia quienes dieron su vida por un mundo distinto. Y frente a los slogans fascistas de las señoras con cabellos lacios y platinados, más serán las voces que gritemos: “30 MIL COMPAÑEROS DETENIDOS DESAPARECIDOS, PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE, AHORA Y SIEMPRE, AHORA Y SIEMPRE”.




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