martes, 3 de noviembre de 2009

A SEGUIR LLORANDO

Entre el 18 y el 28 de julio de 1806 la localidad de Luján fue el centro de reunión elegido para que se reúnan las tropas de Blandengues y una variedad de paisanos que respondían a los caudillos de la zona. Con el fin de combatir a las fuerzas inglesas que al mando del “Pirata” Beresford y el famoso regimiento 71 Highlanders. Aunque no tuvo éxito ese accionar fue la primera intervención de las milicias populares frente a tropas extranjeras. Esa batalla paso a conocerse en la historia como "La Batalla de Perdriel".

Cuenta la historia, que el capitán Manuel Luciano Martínez de Fontes costeó una fuerza de 200 hombres que llevó a Luján para entregarlos al comandante Olavarría, montando muchos en caballos de su propiedad. Como no tenían un uniforme en común, el cura párroco de la villa, presbítero Vicente Montes Carballo les proveyó de cintas celestes y blancas de treinta y ocho centímetros de largo (colores y altura de la virgen respectivamente), que desde ese entonces les servirían como elemento de identificación.

Cabe reflexionar entonces, que desde siempre las milicias fueron formadas por los sectores más humildes, conducidas por los caudillos a los cuales el gauchaje no solo respetaba, sino también que admiraba. La afinidad con aquel que le brinda techo, comida, y trabajo. Y el despertar de identificarse con los colores que mas tarde serán adoptados en las guerras de la Independencia, entonces pensar que la paisanada saque la cara por un explotador, egoísta, especulador y mucho menos por un Gringo que coquetea con el Imperialismo financiero, y cree de alguna manera estar cooptado por un lazo cultural inexistente.

Es imposible tratar de comparar la fantochada de movilización que realizaron a la Basílica de Luján, con lo que en realidad fue la gesta 1806, como quiesieron hacerlo algunos tilingos intelectuales,  ya  que la Batalla de Pedriel,  significo la resistencia a la Primera Invasión Inglesa y mucho menos usar la figura de la Virgen María como caballito de Batalla, ya que María fue quien concibió al primer soldado revolucionario del mundo, quien se puso junto al pueblo oprimido, enfrentado al Imperialismo Romano.

La relalidad demuestra que  “los sojeros chetos” no hacen mas que desfilar las penurias y tristezas de no poder manejar la economía, buscando apoyo de la iglesia gorila, que desobedece los principios cristianos, demostrando una vez mas su solidaridad con los intereses de los poderosos, en verdad el pueblo le da la espalda, ante el vacio de politicas y por tal motivo no les queda otra que ir a llorar a la Iglesia.



1 comentario:

Goliardo dijo...

Si, ahora se puede.